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El periodismo libre se siente amenazado

En  esta época en que los medios audiovisuales y escritos son constantemente permeados por internet es notable ver como las empresas y particulares periodísticos de la vieja escuela se las arreglan para desempeñar lo que ellos creen su labor queriendo concientizar al común de la gente sobre sus desdichas y haciéndolos copartícipes de sus planes.
Me explico. Hace tiempo se viene desarrollando una guerra de intereses entre el gobierno Argentino y un referente obligado de la comunicación: el grupo Clarín. Y digo obligado porque no hay lugar al que no hayan llegado con sus medios desde hace décadas.  No estoy de parte de ninguno de los dos bandos. Y no creo conocer todos los entresijos de esta batalla por la comunicación. Ambas facciones utilizan y manipulan como pueden los medios a su alcance en busca de su propio beneficio.  Pero el periodismo, el verdadero periodismo es otra cosa.
  En sus orígenes el periodismo remitía a la relación y difusión de los sucesos.  Lo que llevaba implícito su editorial.  En la antigüedad el primer periodista fue Herodoto, que narraba los hechos que le contaban como le parecía. Si nos remitimos a la acepción de la Real Academia Española para la palabra esta dice «Captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas y variedades». Definición que conlleva también su inconveniente: adecuar la noticia a los fines de los intereses económicos a los que responde.
Cuando cursaba la carrera en la universidad se hablaba mucho del rigor periodístico, de la imparcialidad que todo buen periodista debe esgrimir para dar a conocer los hechos tal cual suceden. Se profesaba un amor desinteresado hacia la libertad de prensa,  nutrido por la cínica visión de su correspondiente «libertad de empresa». Luego vino Internet y el tratamiento de la información se diversifico tanto que se hizo posible constatar las fuentes de la noticia, contrastarla y valorarla en el acto.
En su edición digital de hoy el diario EL PAIS publica un articulo de opinión titulado "el periodismo argentino en peligro" escrito por quien es hoy día en editor responsable de los contenidos del diario en la actualidad. En la misma pestaña, un poco mas abajo hay un articulo de Francisco Peregil,  «La novela que contó las miserias del diario Clarín». En letra más pequeña se habla sobre una novela de Jorge Asís del 84, cuando la guerra entre los Kirschner y Clarín ni siquiera había empezado.
Con esto el diario EL PAIS quiere demostrar su pluralidad de opinión. Pero lo cierto es que el articulo principal es el que está a favor de Clarín y no se puede comentar.
El otro articulo importado de un blog si tiene opciones a comentario. Quise expresarme pero me lo vetaron.
En mi comentario solo defendía la libertad de expresión y la ridiculez que me parecía que una persona implicada directamente en esta guerra mediática diera su opinión titulando para mas INRI con el manido lema «El periodismo argentino en peligro». Como si la Argentina toda fuera la capital. Como si todos los medios fueran Clarín. Como si no existiera la red, que da la libertad que el dinero quita a aquellos periodistas empleados por el.
Me vetaron el comentario porque quien escribe es también el titular de un abstruso grupo llamado «Red Mundial de editores» cuya principal labor parece ser la de garantizar las buenas practicas periodísticas.
A mi, que quieren que les diga, me dan más miedo que aquellos a quienes intentan demonizar, porque de por si son un monopolio de la información mucho más contundente y macizo que un grupo como Clarín.
Por esos me hago eco de las palabras de la biblia: Quien tenga inteligencia que calcule el numero de la bestia. Seguro que la biblia no dice eso, por lo que es bueno ejercer individualmente de periodista  contrastar todo lo que nos llega para no ir por ahí sobre informados y equivocados.
Que se lo digan a Anguita, sino...

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