LA BATA DE POE

Rubino Garcha era hasta hace dos días el secretario y consejero privado de Mirito Picason, quien con su parainterpintura  ha revolucionado el mundo del arte. Garcha cumplía al pie de la letra las locuras de su jefe. Locuras tales como bañarse en una piscina llena de muñecos de Hanna Montana o enjabonar jubilados dormidos en los parques eran habituales en Picason, hasta que este jueves se le ocurrió comprar toda la tirada del nuevo libro de Bukay para regalárselo a los indigentes.  Garcha, de humilde extracción, no condescendió a este capricho por dos razones  1- no le gusta Bukay y comprar toda la tirada hubiera supuesto tirar margaritas a los chanchos, como se dice vulgarmente.  2 - con los libros de Bukay no se puede hacer una hoguera decente. Garcha recogió sus cosas y se fue dejando al maestro sin pinceles. Al otro día todos los barbarencos vimos proyectado sobre una nube tormentosa la primera obra de Rubino Garcha. Famélico hurgando en sanguche de biralesa con uña encarnada.  Se

Mirito Picason, artista y sacabocados  dice en la tarjeta que con manos mugrientas de canapés extiende este singular sujeto a quienes considera futuros protectores culturales. Y luego desenrolla un desplegable tipo postal con sus obras, una de las cuales tuvimos a bien citar en anterior ocasión, como una muestra de lo que el arte puede hacer en el sesumen irresponsable de quien se dice autor. Mirito Picason es reverenciado y odiado por igual en Barberá del Valles, donde tuvo la osadía de colgar su obra B iaba con caldo(te fajaron negro)  para desconcierto de los transeúntes. Ahora bien, otro que se dice artista ha llegado más lejos y basándose en los principios de la parainterpintura  de Picason, ha colgado su diarrea pictórica en el mismo frontispicio de la Catedral de Girona. La obra se llama: Boludo pidiendo auxilio luego de caer de un puente tendido entre buques en cena de camaradería .  Cualquiera que pise el primer escalón de la entrada de la impresionante arcada podrá escuchar