Es de lo más sencillo recorrer el planeta a lomos de los demás. Solo hace falta desempolvar un antiguo volumen que ya nadie recuerde. O que nadie lea,que es peor aún.
No hace falta ahondar demasiado, la época de Las Mil y Una Noches, ese verdadero compendio de historias que ha dado de comer a tantas generaciones de reconocidos escritores ya ha pasado.
Ahora nos bastara incluso cualquier libro de cuento de Bradbury, por decir algo. Luego deberá estirar la historia cual si de un chicle se tratara.
Recuerde que las personas están demasiado ocupadas para adentrarse en la angustia infinita de una situación que se modifica de una página a otra así que no los sobresalte con frases como «rígida entre las flores la dejé, perfeccionando su desde por la muerte» de El Zahir de Borges o esta de Bolaño:
«La vida es demanda y oferta, u oferta y demanda, todo se limita a eso, pero así no se puede vivir. Es necesaria una tercera pata para que la mesa no se desplome en los basurales de la historia, que a su vez se esta desplomando en los basurales del vacío. Esta es la ecuación: oferta+demanda+magia.
¿Y que es magia?. Magia es épica y también es sexo y bruma dionisiaca.»
Rotundamente no. Ese tipo de frases solo harán distraer al atento lector de su cometido principal: recomendar con fruición cualquier libro reseñado y no leído, solo por quedar como una persona culta ante sus congéneres.
Así que ya lo sabe amiguito, si quiere recorrer el mundo en 80 copias extienda lo más que pueda un episodio mínimo como la repercusión que un artista tuvo en la caída de Roma (ahora que las seudo novelas históricas están de moda), ponga palabras simples y que todos puedan entender, estrene título, cercano a otro pero no igual.
¡Y dele leña a la promoción!
Post scriptum, unos 14 años después.
Este escrito esta motivado por una serie de escritores cuya principal virtud fue, en su momento, copiar y resumir las inmortales palabras de otros grandes, en esos indecisos tiempos en que la lectura era un placer casi perdido.
Luego vinieron los libros electrónicos, la posibilidad de llevar en un solo aparato mas de 500 libros y disfrutar de ellos hasta en la playa, los móviles, las redes sociales. La literatura instantánea, corta, para leer en este mundo apresurado de medios de transporte frenéticos.
Y luego se nos vino encima la pandemia, el COVID, el confinamiento.
Algunos, nostálgicos como aquel personaje de El Abismo de Chicago, cuento necesario, de Bradbury, redescubrieron la lectura.
Pero los hábitos de las redes, esta necesidad de frase corta, de verso a borbotones, de ego y satisfacción del ego, se han quedado.
La gente lee más, pero, ¿Qué lee?
Pienso en las Vidas paralelas, en el Ulises, en la deriva de la literatura hacia formas influenciadas por un lenguaje nuevo producto del audiovisual, de Youtube, del influencer.
En esa necesidad de cubrir el tiempo muerto con lectura liviana.
Hasta yo he escrito dos libros llenos de Cuentos de milonga y madrugadas, de una manera simple, aunque emotiva.
Dentro de diez años volveré a esta entrada. Describiré en breves trazos sobre las nuevas formas de escribir, de leer.
A saber como será la literatura allá en el 2031...
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