Pocas veces este humilde receptáculo de ideas desechadas y criticas vulgares sirve como vehículo para espectáculos. Antes bien nos burlamos de los desgraciados gauchos que por su pajueranismo cultural(expresión atribuida a Dolina) van a mear fuera del tarro.
Pero hoy queremos hacer un inciso en base a la extrema calidad del espectáculo.
Ayer fuimos a ver a Roger Hodgson al Palau.
Decir que me gusto es poco, decir que me emociono, también. Mas acorde seria decir que me conmovió.
Son solo dos tipos sobre el escenario Roger y Aaron Macdonald. El caso es que Roger toca piano, guitarra acústica y teclado. Y Aaron...Aaron toca los tres saxos, flauta, teclado flauta, piano, teclado, pandereta, ordenador.
¿Qué más puedo deciros?( frase atribuida a la traducción de Las mil y una noches del profesor Mardruz)
El año pasado fuimos a ver a Supertramp, liderado por Rick Davies. Estábamos lejos. oíamos todo.
Pero ocho musicos no me trasmitieron la sensación de paz, armonía y profunda belleza que me dejaron estos dos, ayer.
Los temas de Rick son buenos y muy trabajados. Hasta barrocos diría. Los que canta Roger son simples, tremendamente simples y hermosos. Le bastan dos acordes de teclado, la voz y un saxo para emocionarte hasta las lágrimas.
No se lo pierdan, si alguna vez, tocan en el confín en donde viven(todos son confines cuando uno vive lejos).
No se van a arrepentir.
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