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Mostrando entradas de febrero, 2022

EL SINGULAR PACTO DIABOLICO DEL SEÑOR KARMETA

El señor Karmeta hizo un pacto con el diablo. Aunque sería mejor decir que hizo un pacto con un diablillo normalin. Pasa cuando uno no tiene mucho  presupuesto para invocaciones y tira adelanta, de caradura, con objetos mágicos de entrecasa. Dispuso sobre el tapete de un pulgoso perro negro un circulo de sal roja con Kanjis(que le daban al asunto alguna seriedad artística), unas velas violetas en trazo pentagrámico (que siempre vienen bien, pero no hacen al caso) y luego de firmar con un poco de sangre que se hizo con un pelapapas, un trapo apergaminado en el que estipulaba clausulas y obligaciones del acuerdo, si se producía el idem, teniendo la precaución de dejar un gran espacio para que firmará el visitante, se metió en calzoncillos dentro del circulo y comenzó a salmodiar con voz monocorde el tema Kasmir, de Led Zepelin (y eso si es un arte), al revés. A los dos días(eternas horas sin comida ni bebida) se presentó a Karmeta el demonio Irulin, capitán de las huestes come mierdas de

LA BANDADA

 Se han ido los pájaros cantores que acunaban cometas en las alas. Encima de los árboles flota un vocablo espeso, hecho al hollín de los verbos perdidos. Aquí,  la seca y quebradiza oración se marchita y las silabas caen a palabras raquíticas, a tropos de dos letras, como mucho. Recuerdo aquellos frondosos bosques de florecidos párrafos en los que uno podía perderse, un poco más allá de la mayúscula sin encontrar apenas puntos y arribar al final con las alforjas llenas de sentido, de ideas, de aquella magia que sugería toda una noche de insomnio y pensamiento. Los pájaros del alma ya no encuentran aquellos territorios  de lo ignoto. Sobrevuelan, inútiles la frase repetida. Pero no cejan. Algún día retornaran, llevando entre las plumas el prodigio. Cátulo Bernal (Eso que hablábamos y algún otro jolgorio)