Nuestros dos poetas de plantilla que habían decidido motu proprio abstraerse del mundo occidental en un monasterio Tibetano, para huir de sus adicciones y fantasmas están de vuelta.
El gato sibarita angustiado y lleno hasta los bigotes del brebaje que los románticos del siglo XVIII bebían como aperitivo mientras desgranaban sus poemas, la absenta, había errado el rumbo llegando hasta encontrar sentido a libros insulsos como El secreto o El código Da Vinci.
Amancio Polinyá aquejado del ansia devoradora de aquel que ha permanecido casto y puro, lejos de las malas influencias de la civilización, se vio abocado a un mundo nuevo lleno de sensaciones enervantes, la bebida, el mus ,las quinielas. Y en horas perdidas incluso veía la teletienda.
El gato sibarita angustiado y lleno hasta los bigotes del brebaje que los románticos del siglo XVIII bebían como aperitivo mientras desgranaban sus poemas, la absenta, había errado el rumbo llegando hasta encontrar sentido a libros insulsos como El secreto o El código Da Vinci.
Amancio Polinyá aquejado del ansia devoradora de aquel que ha permanecido casto y puro, lejos de las malas influencias de la civilización, se vio abocado a un mundo nuevo lleno de sensaciones enervantes, la bebida, el mus ,las quinielas. Y en horas perdidas incluso veía la teletienda.
Tras largas noches sin dormir se dio al crimen robándole a una vieja y yendo a parar a la cárcel, experiencia de la que salió transfigurado.
Ambos coincidieron en la muestra que el Pintor Mirito Picason realizó en Sigtes.
Ambos coincidieron en la muestra que el Pintor Mirito Picason realizó en Sigtes.
El artista, compadecido de sus compañeros llegó a darles comida y bebida a cambio de participar en su ultima obra: EL SAPO GALACTICO INTRADIMENSIONAL ACABA CON TODA LA POESÍA DEL MUNDO.
Pero ni así levantaron cabeza. Decidieron enclaustrarse con los monjes, luego de engañar a un adinerado hijo de banquero, que les dio dinero para el vuelo, sin más.
Pero la vida contemplativa no es para cualquiera. Las desgastantes rutinas yoga de los monjes, sus frugales pitanzas y, sobre todo, el rigor al que someten a su propio organismo para transformarlo en una perfecta máquina en sintonía con el todo, fueron demasiado para estos dos tunantes crecidos bajo la égida facilista y lene de nuestra decadente forma de vida occidental.
Pero ni así levantaron cabeza. Decidieron enclaustrarse con los monjes, luego de engañar a un adinerado hijo de banquero, que les dio dinero para el vuelo, sin más.
Pero la vida contemplativa no es para cualquiera. Las desgastantes rutinas yoga de los monjes, sus frugales pitanzas y, sobre todo, el rigor al que someten a su propio organismo para transformarlo en una perfecta máquina en sintonía con el todo, fueron demasiado para estos dos tunantes crecidos bajo la égida facilista y lene de nuestra decadente forma de vida occidental.
Se descubrían mirando hacia el techo, en busca de un imaginario televisor. El gato veía peces con la cara de Jim Carrey en el aire, Amancio sentía sus músculos moverse al ritmo del Asereje, sin que hubiera ninguna fuente de música.
Una noche se descolgaron por los despeñaderos que sirven de muros al monasterio y anduvieron hasta encontrar un poblado.
Resultó que los habitantes eran una chusma maloliente y aulladora, que apenas conocía el lenguaje y presumían de ganarles a los monjes Shaolin en combate singular. Por señas nuestros dos poetas se hicieron entender. Claro que sus señas, agraviadas por las privaciones y los delirios fueron absolutamente mal entendidas por el pueblerio, que creyó ver en los enigmáticos aspavientos la consecución de una profecía: extraterrestres venidos de Alfacentauri se habían aposentado en el monasterio para salvar a los que allí hallaran. Enardecidos subieron al monasterio buscando la nave. Al verlos venir los monjes creyeron que venían a instruirse por fin en los principios del Zen.
La que se armó no es nada comparado a la confusión que siguió luego. Unos y otros buscaban cosas que no estaban.
Al final un pequeño integrante del poblado pacificó a unos y a otros afirmando que era la encarnación del Dalai Roberto, un jefe espiritual alternativo del que nadie tenia noticias.
Un batiburrillo fenomenal del que huyeron los dos causantes, como polizontes en un avión que transportaba montañeros desechados de expediciones a los 8000, de vuelta a Europa.
Las ultimas noticias que nos llegan de estos irresponsables, los hacen en algún lugar del Tirol, ganándose algunos cuartos para costear un autobús de regreso.
A saber cuando terminan de volver...
Una noche se descolgaron por los despeñaderos que sirven de muros al monasterio y anduvieron hasta encontrar un poblado.
Resultó que los habitantes eran una chusma maloliente y aulladora, que apenas conocía el lenguaje y presumían de ganarles a los monjes Shaolin en combate singular. Por señas nuestros dos poetas se hicieron entender. Claro que sus señas, agraviadas por las privaciones y los delirios fueron absolutamente mal entendidas por el pueblerio, que creyó ver en los enigmáticos aspavientos la consecución de una profecía: extraterrestres venidos de Alfacentauri se habían aposentado en el monasterio para salvar a los que allí hallaran. Enardecidos subieron al monasterio buscando la nave. Al verlos venir los monjes creyeron que venían a instruirse por fin en los principios del Zen.
La que se armó no es nada comparado a la confusión que siguió luego. Unos y otros buscaban cosas que no estaban.
Al final un pequeño integrante del poblado pacificó a unos y a otros afirmando que era la encarnación del Dalai Roberto, un jefe espiritual alternativo del que nadie tenia noticias.
Un batiburrillo fenomenal del que huyeron los dos causantes, como polizontes en un avión que transportaba montañeros desechados de expediciones a los 8000, de vuelta a Europa.
Las ultimas noticias que nos llegan de estos irresponsables, los hacen en algún lugar del Tirol, ganándose algunos cuartos para costear un autobús de regreso.
A saber cuando terminan de volver...
Comentarios