"Ya nadie lee Lalo". Me decía profundamente consternado Aluvión Carnagui, un viejo poeta vagabundo que seguía la estela de Walt Withtman (intentó publicar incluso en los papeles de hamburguesa que la gente desechaba en las papeleras bajo el seudónimo de Wilt Wakman, pero se le borraban los trazos con la grasa) "Ya nadie lee", constataba, luego de pasear la mirada por los atestados andenes de metro en donde los que leían tenían en sus manos copias clónicas de un solo libro, repetido hasta el infinito en una variación cruel de seudo historia narrada desde un punto de vista moderno, falseada y convertida en una novelucha de suspenso toda tensión y ninguna apreciación.
Pobre Aluvión. Se lo tragaron los modernos detectives del pasado, seres que solo pudieron existir en la retorcida mente de los numenes de hoy, fantoches sin cáscara.
Amigo mio. Voy a decirte una verdad acerca de la historia: los detectives de la antiguedad no existieron. Eran camelo puro y duro. El padre de todos los detectives fue el insigne Auguste Dupin, creado por el genial escritor que da nombre a este Blog. De el salen todos los demás.
O sea amiguito lector que si encuentras una novela en la que hay un detective en Egipto, en Sumeria, en la Italia de los Medici o en el Perú incaico te están estafando. No solo están pervirtiendo el ya de por si abusado mundo de la literatura sino que también se meten con la historia, cuyas enseñanzas no han sido jamás debidamente aprendidas.
Ahora bien. Que viajes al pasado efectuando traspolación de personajes es una cosa. Que viajes al futuro como mi personaje Chacho tortilla es otra. El pobre Chacho descubre una conjura planetaria en la que unos malvados seres estelares han puesto en órbita un planeta gigantesco para que choque con la tierra y nos haga desaparecer a todos. ¡y esto solo porque afirman que todos guardamos armas de destrucción masiva!
Si amiguito. Asi de malvadas son esas gentes
No voy a negar que la idea me viene de un libro manuscrito que atesoraban los testigos de Jehova, "el hombre de gris", en el que se describían las dramáticas circunstancias que nos conducían a una vida mejor.Pero ese libro fue quemado o extraviado y solo unos pocos lo conocen.(ahí tienes tema para un libro querido literato)
Mi libro es una modesta obra de ficción que no verá la luz, creo. Porque a mis editores no se les ocurre editármelo. Es más. Ignoran que existo.
Pero no importa. Yo seguiré adelante con Chacho Tortilla que nunca desfallece, básicamente porque es un neurótico y no conoce la palabra.
Bueno amiguito. Tu amigo Lalo Lagarriga se despide hasta otra ocasión. Si puedes págame el cafe que lo he dejado a deber.
¡hasta la próxima!
Pobre Aluvión. Se lo tragaron los modernos detectives del pasado, seres que solo pudieron existir en la retorcida mente de los numenes de hoy, fantoches sin cáscara.
Amigo mio. Voy a decirte una verdad acerca de la historia: los detectives de la antiguedad no existieron. Eran camelo puro y duro. El padre de todos los detectives fue el insigne Auguste Dupin, creado por el genial escritor que da nombre a este Blog. De el salen todos los demás.
O sea amiguito lector que si encuentras una novela en la que hay un detective en Egipto, en Sumeria, en la Italia de los Medici o en el Perú incaico te están estafando. No solo están pervirtiendo el ya de por si abusado mundo de la literatura sino que también se meten con la historia, cuyas enseñanzas no han sido jamás debidamente aprendidas.
Ahora bien. Que viajes al pasado efectuando traspolación de personajes es una cosa. Que viajes al futuro como mi personaje Chacho tortilla es otra. El pobre Chacho descubre una conjura planetaria en la que unos malvados seres estelares han puesto en órbita un planeta gigantesco para que choque con la tierra y nos haga desaparecer a todos. ¡y esto solo porque afirman que todos guardamos armas de destrucción masiva!
Si amiguito. Asi de malvadas son esas gentes
No voy a negar que la idea me viene de un libro manuscrito que atesoraban los testigos de Jehova, "el hombre de gris", en el que se describían las dramáticas circunstancias que nos conducían a una vida mejor.Pero ese libro fue quemado o extraviado y solo unos pocos lo conocen.(ahí tienes tema para un libro querido literato)
Mi libro es una modesta obra de ficción que no verá la luz, creo. Porque a mis editores no se les ocurre editármelo. Es más. Ignoran que existo.
Pero no importa. Yo seguiré adelante con Chacho Tortilla que nunca desfallece, básicamente porque es un neurótico y no conoce la palabra.
Bueno amiguito. Tu amigo Lalo Lagarriga se despide hasta otra ocasión. Si puedes págame el cafe que lo he dejado a deber.
¡hasta la próxima!
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