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POEMA ESPONTÁNEO 40

  Poema espontáneo 40: Se tarda casi un siglo entre el titulo y la primera línea. Y un segundo segundo en volver por las huellas perdidas. Debes, forzosamente, suspender la mirada en la coreografía aérea de las moscas y sorprender el verso en el roncar silbado de la gata blanca o el ronroneo de la gata negra. En esos paisajes inasibles vive la voz de la divinidad, casi una cicatriz de luz intolerable, al borde de la oscura, parpadeante noche. Y si uno comete la tontera, la tentación de atacarla con dedos ingeniosos, se despliega a roletes y termina en el barro de la pedantería, como es el caso ahora. Conviene no llevar nunca un croquis de emociones. La cosa no funciona si uno se empeña en danzas de lápices mordidos y anda llorando frases que no tienen, paredes que las meen.
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Poema espontáneo 37

Llueve en el San Jordi de este año. El viento se lleva los sueños de futuro y la cándida belleza del pasado, material de trueque, símbolo de amores —o promesas de amores— medievales, leales o imposibles. Graniza. Hay una desbandada de escritores (o dobles de escritores) corriendo, sin decoro ni dignidad, para salvar los egos. Ya se encargarán los mercaderes, del libro abandonado. Las floristas aprovechan la tormenta para llenar los cubos de las flores. Y las rosas, con su breve vida destinada a morir, lloran, hermosas, pensando que la lluvia las entiende.

POEMA ESPONTÁNEO 10

  Es importante tener un gato alerta, que mida con segura displicencia, el ámbito, el clima, el espíritu. Una bicicleta con ruedas de madera o similar materia, correosa al ambiente corrosivo. Cosas para hacer fuego y cocinar banquetes con rejuntes. Ropa cálida, cómoda, impermeable. Y lo mismo —excepto eso de impermeable— con respecto al amor. Tener también pulmones en buenas condiciones para impulsar las piernas, la arenga, la frase de animo a quien quiera bajarse del camino. Y por encima de todas las cuestiones —excepto eso del amor— la mente clara y el empeño firme, para sobrevivir, en esto de la vida.

EL SINGULAR PACTO DIABOLICO DEL SEÑOR KARMETA

El señor Karmeta hizo un pacto con el diablo. Aunque sería mejor decir que hizo un pacto con un diablillo normalin. Pasa cuando uno no tiene mucho  presupuesto para invocaciones y tira adelanta, de caradura, con objetos mágicos de entrecasa. Dispuso sobre el tapete de un pulgoso perro negro un circulo de sal roja con Kanjis(que le daban al asunto alguna seriedad artística), unas velas violetas en trazo pentagrámico (que siempre vienen bien, pero no hacen al caso) y luego de firmar con un poco de sangre que se hizo con un pelapapas, un trapo apergaminado en el que estipulaba clausulas y obligaciones del acuerdo, si se producía el idem, teniendo la precaución de dejar un gran espacio para que firmará el visitante, se metió en calzoncillos dentro del circulo y comenzó a salmodiar con voz monocorde el tema Kasmir, de Led Zepelin (y eso si es un arte), al revés. A los dos días(eternas horas sin comida ni bebida) se presentó a Karmeta el demonio Irulin, capitán de las huestes come mierdas de

LA BANDADA

 Se han ido los pájaros cantores que acunaban cometas en las alas. Encima de los árboles flota un vocablo espeso, hecho al hollín de los verbos perdidos. Aquí,  la seca y quebradiza oración se marchita y las silabas caen a palabras raquíticas, a tropos de dos letras, como mucho. Recuerdo aquellos frondosos bosques de florecidos párrafos en los que uno podía perderse, un poco más allá de la mayúscula sin encontrar apenas puntos y arribar al final con las alforjas llenas de sentido, de ideas, de aquella magia que sugería toda una noche de insomnio y pensamiento. Los pájaros del alma ya no encuentran aquellos territorios  de lo ignoto. Sobrevuelan, inútiles la frase repetida. Pero no cejan. Algún día retornaran, llevando entre las plumas el prodigio. Cátulo Bernal (Eso que hablábamos y algún otro jolgorio)  

LA POESÍA

  No hay, hoy por hoy, mucho que decir de la poesía. Se deja cabalgar por un ejército, de locos, de errabundas, de iluminadas almas en conflicto. Siempre ha sido así, siempre en el margen. En el estante alto que acumula las sombras. Sin otra utilidad que el destello fugaz al desespero. Y aunque a veces parezca algo social, en eventos tan bien encuadernados con metáfora y   ego donde no invitan a rapsodas reales, la cosa poética es algo   íntimo y más cercano al gesto perdido en un barco de arrugas, en el humor un poco melancólico de una suave derrota, en los papeles grises que envuelven una muerte. La poesía, es el casi en la nada. Un girón de pelusa debajo de las uñas del gato que no caza. La poesía es el rastro, y el vacío. El maullido débil que en el insomnio escuchas. Y el silencio que en medio de la noche te interroga.

INSTANMATIC I-BIS (Atribuido a José Ruiz Borges Lezama)

 Si pudiera vivir nuevamente mi vida, quien sabe, por las dudas, me reencarno en pelmazo. un perfecto y relajado bobo,  pero con un peine en el bolsillo. Un peine es importante. Te aplasta el ego.  Y con el se hace música en fiestas aburridas. Hasta se puede imitar cuescos, si uno es hábil. Ser perfecto... ¿para qué? ¿A quien le sirve? Todos tenemos bacterias divinizando nuestro organismo. Son dioses. Van donde quieren, sin preocupación, sin neuras. Existen. Con eso les alcanza. En cuanto a eso de correr más riesgos.  No sé. Hay quien se intoxica con comida pasada, o resacas futuras, quien vende su riesgo en cuotas o su vida con tarjeta de crédito. Dejan montañas de basura en las montañas. Nadan en ríos, se ahogan por un selfie Hacen videoconferencias al borde del alud. Y al costado del último de alguna tribu. Tienen problemas reales que intentan resolver con soluciones imaginarias. Cuentan sus experiencias en lugares a donde nunca han ido, con fotos robadas a los otros. Vidas bien di